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SÍNTESIS INICIAL
En 2 minutos. Los días 24 y 25 de noviembre de 2025, la Unión Europea y la Unión Africana celebran en Luanda su séptimo encuentro bajo la retórica del “partenariado equilibrado”. Este texto demuestra que el Global Gateway de 150 mil millones de euros anunciado no aporta fondos nuevos sino reempaquetamiento de recursos existentes, que la transición energética europea reproduce el extractivismo colonial mediante la captura de minerales críticos africanos, y que los acuerdos migratorios informales funcionan como moneda de intercambio para la externalización de fronteras. Explica cómo China invierte diez veces más en infraestructuras africanas que Europa mientras tres países del Sahel rechazan abiertamente el modelo occidental sin que Bruselas tenga respuesta estratégica. Si solo puedes leer esto, quédate con esto. Europa negocia desde la desesperación geopolítica disfrazada de generosidad desarrollista.
El espectáculo del repliegue
El séptimo encuentro entre la Unión Europea y la Unión Africana transcurre en Luanda bajo el estandarte de los 25 años de cooperación institucional, convocando a jefes de Estado de ambos continentes para discutir paz, comercio y transición verde. Ursula von der Leyen promete deshacerse de dependencias peligrosas mientras António Costa habla de multilatéralismo efectivo. La retórica es impecable, el diagnóstico irreprochable. Lo que el discurso omite es la brutal asimetría estructural que ningún comunicado conjunto conseguirá disolver. Europa llega a Luanda no como socio confiable sino como bloque geopolítico en repliegue, incapaz de contrarrestar la presencia china sin reproducir las lógicas extractivas que supuestamente busca superar. El espectáculo diplomático revela menos sobre cooperación que sobre la angustia europea ante su progresiva marginalización en un continente donde ya no dicta las reglas.
“La acumulación por desposesión replica los procesos coloniales de apropiación mediante nuevos mecanismos financieros y comerciales. Lo que cambia no es la estructura extractiva sino su legitimación discursiva.”
– David Harvey -, geógrafo y teórico marxista, El nuevo imperialismo (2003)
La aritmética de la subordinación
La cifra de 150 mil millones de euros destinados a África bajo el Global Gateway atraviesa todos los documentos oficiales con la regularidad de un mantra corporativo. La Comisión Europea presenta este monto como demostración tangible de su compromiso con el desarrollo africano. Lo que los comunicados eluden mencionar es que esta suma no representa fondos nuevos sino una agregación de recursos ya comprometidos, realocaciones presupuestarias del período 2021-2027 y proyecciones especulativas de inversión privada. Wilhelm Emmrich, analista de Germany Trade and Invest, confirma que hasta 2024 prácticamente no ha habido nuevos desembolsos vinculados al Global Gateway. El ejercicio consiste en rebautizar líneas de financiamiento existentes y presentarlas como novedad estratégica.
De los 150 mil millones anunciados, la Unión Europea aporta directamente apenas 26,7 mil millones en garantías del Banco Europeo de Inversiones, mientras el resto depende de capitales privados que los Estados africanos difícilmente pueden garantizar. El Fondo Monetario Internacional documenta que África subsahariana destina actualmente cerca del 18% de sus ingresos fiscales al servicio de la deuda externa, limitando drásticamente su margen para comprometer garantías soberanas adicionales. Europa ofrece entonces un paquete que funciona como espejismo contable, estructurado de manera que los riesgos financieros recaen sobre los países receptores mientras que los beneficios fluyen hacia corporaciones europeas.
El contraste con la presencia china resulta instructivo. La Iniciativa de la Franja y la Ruta alcanzó en 2024 un volumen de 122 mil millones de dólares, elevando el compromiso acumulado desde 2013 a 1,175 trillones de dólares según la Universidad Fudan. Solo durante el primer semestre de 2025, el compromiso chino en África ascendió a 30,5 mil millones de dólares en construcción, un incremento del 395%. Estas cifras corresponden a desembolsos efectivos, no a promesas condicionadas. China financia ferrocarriles, puertos, redes eléctricas mediante préstamos que materializan infraestructuras tangibles en plazos predecibles. Europa responde con documentos técnicos sobre movilización de capitales y declaraciones sobre valores compartidos. La diferencia no es meramente cuantitativa sino ontológica.
DATO CLAVE:
China acumula 1,175 trillones de dólares en compromisos BRI desde 2013, con desembolsos de 122 mil millones en 2024. Europa promete 150 mil millones hasta 2027 sin fondos nuevos, de los cuales solo 26,7 mil millones provienen directamente del presupuesto comunitario. África subsahariana destina el 18% de sus ingresos fiscales al servicio de deuda externa según el FMI.
Extractivismo verde, el colonialismo con discurso climático
La transición energética europea requiere cantidades exponencialmente crecientes de minerales críticos. La Agencia Internacional de Energía proyecta que la demanda de litio, cobalto, grafito y tierras raras se multiplicará por cuatro antes de 2040. Europa depende actualmente de China para el 100% de su suministro de tierras raras pesadas, el 97% del magnesio y el 98% del litio procesado. Esta vulnerabilidad geopolítica impulsa la desesperación europea por asegurar acceso directo a yacimientos africanos, donde la República Democrática del Congo controla el 77% de la producción mundial de cobalto y varios países del Sahel poseen reservas sustanciales de litio y grafito.
DATO CLAVE:
La República Democrática del Congo produce el 77% del cobalto mundial. Europa depende de China para el 100% de tierras raras pesadas, 97% del magnesio y 98% del litio procesado. La demanda de minerales críticos se multiplicará por cuatro antes de 2040 según la Agencia Internacional de Energía.
El Corredor de Lobito ejemplifica la renovación del extractivismo bajo retórica de desarrollo sostenible. Este proyecto de 1.344 kilómetros conecta las minas de cobre y cobalto de Zambia y la República Democrática del Congo con el puerto de Lobito en Angola, facilitando la exportación rápida de minerales sin procesar. La inversión del G7 utiliza infraestructura ferroviaria colonial portuguesa para extraer materias primas con mínimo valor añadido local. Las corporaciones implicadas, entre ellas Trafigura, acumulan historiales de corrupción en Angola, Brasil y Mongolia. El corredor no genera industrialización local ni transferencia tecnológica. Reproduce la división internacional del trabajo heredada del colonialismo, donde África aporta recursos brutos y Europa captura las etapas de mayor valor agregado en la cadena productiva de tecnologías limpias.
La Comisión Europea justifica esta arquitectura extractiva invocando la urgencia climática y prometiendo estándares ambientales superiores. La promesa resulta irrelevante cuando la estructura fundamental del intercambio permanece inalterada. África exporta cobalto sin refinar mientras que las baterías se manufacturan en fábricas europeas. Los yacimientos en Zimbabue, Mali, Namibia atraen inversiones chinas de 4,5 mil millones precisamente porque Beijing ofrece construir capacidad de procesamiento local. Europa carece de propuesta equivalente. Su Ley de Materias Primas Críticas establece objetivos de diversificación pero no contempla inversiones en industrialización africana. El Green Deal europeo requiere recursos africanos para funcionar, pero el modelo propuesto perpetúa la extracción de valor sin redistribución equitativa.
Migración, la moneda de cambio definitiva
La cooperación migratoria constituye el núcleo no confesado del encuentro de Luanda. Europa ha concluido formalmente un solo acuerdo de readmisión con África subsahariana, firmado con Cabo Verde en 2013. Las negociaciones con Marruecos, Argelia y Nigeria permanecen sin concluir. La incapacidad de formalizar acuerdos vinculantes impulsó desde 2016 un giro hacia instrumentos informales, memorandos de entendimiento y declaraciones conjuntas que evitan el escrutinio parlamentario. Estos arreglos proliferan porque los gobiernos africanos rechazan aparecer públicamente como facilitadores de deportaciones masivas de sus ciudadanos.
Mauritania, Túnez y Egipto negociaron paquetes donde Europa aporta asistencia financiera y equipamiento de vigilancia a cambio de que estos países actúen como guardianes externos del perímetro europeo. El Fondo Fiduciario de Emergencia de la Unión Europea canalizó cerca de 1 mil millones de euros hacia el norte de África entre 2015 y 2024. Organizaciones de derechos humanos documentan que varios países han abandonado sistemáticamente migrantes en zonas desérticas, prácticas supuestamente financiadas con fondos europeos. El presidente egipcio Abdel Fatah al-Sisi condicionó explícitamente su cooperación en control migratorio a la obtención de mayor ayuda europea.
Europa externaliza sus fronteras mediante pagos a regímenes autoritarios que instrumentalizan poblaciones migrantes como moneda de negociación. Los gobiernos africanos comprenden perfectamente la desesperación europea ante los flujos migratorios y ajustan sus demandas en consecuencia. El cinismo resulta simétrico. Europa invoca valores humanitarios mientras financia prácticas de abandono en el desierto. Los gobiernos africanos denuncian neocolonialismo mientras comercian con la vulnerabilidad de sus propios ciudadanos. El encuentro de Luanda no alterará esta dinámica porque ambas partes tienen incentivos perversos para mantener el statu quo, donde la retórica encubre un mercado de extorsión mutua perfectamente funcional.
África contesta, Europa improvisa
Mali, Burkina Faso y Níger formalizaron el 29 de enero de 2025 su retiro de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental tras golpes de Estado entre 2020 y 2023. Los tres países crearon la Alianza de Estados del Sahel como pacto de defensa mutua y proyecto alternativo. En marzo de 2025 anunciaron su retiro de la Organización Internacional de la Francofonía, acusando al organismo de ser instrumento de manipulación francesa. Mali terminó sus acuerdos de defensa con París en 2022, Burkina Faso exigió en 2023 la retirada de fuerzas especiales francesas y Níger demandó en 2024 el reemplazo del embajador europeo.
La Alianza se alinea estratégicamente con Rusia, que desplegó desde enero de 2024 instructores del Africa Corps en los tres países. Burkina Faso firmó con Rosatom acuerdo para construcción nuclear, Mali negocia infraestructura similar, Turquía ofrece apoyo en defensa. Los tres países controlan recursos estratégicos significativos. Níger suministró en 2022 el 25,4% del uranio natural europeo. La reorientación priva a Europa de acceso privilegiado mientras fortalece la presencia rusa en una región donde Occidente invirtió miles de millones durante la década anterior.
La Unión Europea carece de respuesta estratégica coherente. Las condiciones de seguridad continúan deteriorándose bajo las juntas militares, con ataques alcanzando Bamako y Djibo. La violencia se expande hacia Benín y Togo. Europa prometió durante años que su presencia militar garantizaría estabilización. El fracaso resultó tan categórico que los gobiernos expulsaron las fuerzas extranjeras invocando soberanía. Ahora Europa observa impotente cómo Rusia hereda su posición sin poder ofrecer alternativa creíble porque cualquier propuesta europea será rechazada como neocolonialismo.
Conclusión
El encuentro de Luanda escenifica el agotamiento del modelo de cooperación euro-africano sin proponer renovación sustantiva. Europa negocia desde posición de debilidad estructural, incapaz de igualar inversiones chinas, dependiente de minerales africanos para su transición energética e instrumentalizando la migración como palanca de chantaje mutuo. El multilatéralismo efectivo invocado funciona selectivamente. Europa reclama reforma de instituciones financieras cuando le conviene pero ignora demandas africanas de representación en Consejo de Seguridad y cancelación de deuda. El Global Gateway promete 150 mil millones sin aportar fondos nuevos. Los acuerdos migratorios externalizan fronteras financiando regímenes autoritarios. La retórica verde encubre continuidad extractiva. Tres países del Sahel rechazan frontalmente el modelo occidental y Europa carece de respuesta. Luanda certifica menos una asociación renovada que la progresiva irrelevancia europea en un continente donde ya no dicta términos. Europa necesita a África infinitamente más de lo que África necesita a Europa, pero el discurso oficial invierte sistemáticamente esta realidad. La arquitectura de poder colonial persiste bajo nuevo vocabulario. Lo único que cambió fue la capacidad europea de imponerla sin resistencia…
G.S.
FUENTES
FUENTES PRIMARIAS:
- Consilium Unión Europea, “European Union-African Union summit of 24-25 November 2025 – Official declaration”, noviembre 2025
- Comisión Europea, “An effective, firm and fair EU return and readmission policy – Migration and Home Affairs”, 2025
- Green Finance & Development Center, “China Belt and Road Initiative (BRI) Investment Report 2024”, febrero 2025
- Green Finance & Development Center, “China Belt and Road Initiative (BRI) Investment Report 2025 H1”, junio 2025
- Fondo Monetario Internacional, “Servicio de deuda África subsahariana – Estadísticas fiscales”, 2024
- CNUCED, “Datos comercio UE-África 2023-2024”, 2024
FUENTES SECUNDARIAS:
- France 24, “Sommet Europe-Afrique en Angola : commerce et minerais au menu, l’Ukraine en toile de fond”, 24 noviembre 2025
- Le360 Afrique, “Sommet UE-Afrique: des questions qui fâchent malgré une promesse de 150 milliards d’euros”, 20 noviembre 2025
- Africa’s Country, “The global gateway to nowhere”, mayo 2025
- Science Business, “EU’s Global Gateway keeps focus on investments in Africa”, 2024
- ETTG (European Think Tanks Group), “The Nexus between Security and Development in the Sahel: West African Perspectives”, noviembre 2024
- International Crisis Group, “Defining a New Approach to the Sahel’s Military-led States – Watch List 2025 Spring Update”, junio 2025
- The Conversation, “China and the US are in a race for critical minerals. African countries need to make the rules”, octubre 2025
- ISPI (Istituto per gli Studi di Politica Internazionale), “EU-Africa Relations On Migration: Current Trajectories And Future Challenges”, julio 2024


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