Dos rendiciones seguidas en la estructura Carlos Patiño y la “desaparición” de un megacargamento que alimentaba su caja revelan lo que muchos callan. El Cañón del Micay ya no obedece a las mismas manos. Donde hubo impunidad hoy hay presión sostenida del Estado. No es un milagro, es método.
No nos une el amor sino el espanto.
– Jorge Luis Borges –
Los hechos que importan
Asumo una posición clara. La opinión no suplantará los hechos ni la propaganda anulará las pruebas. Un bloque que fue columna vertebral de la economía ilegal en el suroccidente se fracciona desde adentro. No por una foto triunfalista, sino por una secuencia verificable. La estructura Carlos Patiño bajo la órbita de Iván Mordisco entra en fase de anemia. La sangre no la pierde en combate frontal, la pierde por hemorragia interna. Se cortan mandos, corredores, stocks, logística, nóminas. Se cortan confianzas, se rompen pactos tácitos y se agrieta la sensación de intocabilidad.
Dos rendiciones en ocho días
El 27 de agosto de 2025 se entrega Anderson Andrey Vargas, alias Kevin, mando clave de la Carlos Patiño con presencia en el Cañón del Micay. Conoce rutas, bodegas, pagos y acuerdos en Argelia, Balboa y El Tambo. La rendición no llega en un vacío, llega tras golpes que encarecen el error y abaratan la deserción. La tarde del 3 de septiembre de 2025 se entrega Brayan Jair Delgado Rojas, alias Giovanni, sucesor inmediato de Kevin. La cúpula local se queda sin dos cabezas en fila. No hay continuidad. No hay reemplazo inmediato. No hay colchón de mando.
Dos rendiciones consecutivas en el mismo teatro de operaciones hablan de asfixia acumulada. No hay señal más inequívoca de fractura interna que el jefe que elige el expediente de la Fiscalía antes que el expediente de su propio funeral.
42 toneladas que se esfuman entre comillas
Entre comillas porque lo que se esfuma no desaparece en el aire. Cambia de manos, se desvía, se inmoviliza en silencio. Lo que importa es el vacío en la caja. Cuarenta y dos toneladas equivalen a una temporada completa de salarios, armas, sobornos, corredores, abogados, motores y drones. Que ese volumen se diluya, se desvíe o se inmovilice rompe la contabilidad del año. Cuando el dinero no llega, la disciplina se negocia. Cuando la disciplina se negocia, el mando se erosiona. Así se abren las grietas por donde se cuela la fuga de autoridad.
La hipótesis en investigación señala una operación encubierta con participación de la DEA en coordinación con la Fuerza Pública. No afirmo lo que no está confirmado. Constato que la hipótesis existe, es verosímil y explica el pánico financiero que empuja a los jefes a tocar la puerta del Estado. Una caja sin flujo tensa a cualquier organización hasta romperla.
Micay bajo sitio
Durante años se repitió el mantra cínico. Nadie entra, nadie controla, nadie ve. El Cañón del Micay se volvió símbolo conveniente. La utilidad política del abandono fue inmensa. Permitió sostener la ficción de que la única alternativa al abandono era la mano dura sin cerebro. Hoy la ecuación cambia. Hay presencia sostenida. Hay inteligencia que no posa para la foto. Hay operaciones que evitan atentados antes de que se conviertan en luto. Hay captura de cuadros que reclutaban menores para manejar drones con explosivos.
Micay no se recupera con frases hechas. Se recupera cortando rutas, moviendo puestos de control, interviniendo bodegas, secando combustible, presionando pistas clandestinas, empujando informantes a salir de la sombra. Se recupera cuando la industria del miedo ya no paga suficiente por el silencio. Se recupera con paciencia y desgaste. En ese paisaje, las dos rendiciones no son anécdota. Son la prueba de que el sitio hace efecto.
En Puerto Rondón, Arauca, tropas del Estado neutralizan un plan con balones bomba y hallan cuarenta balones y treinta y una canecas con ANFO. La adaptación terrorista existe. La respuesta estatal también. En El Tambo cae alias Stiven, señalado de reclutar menores para drones. El objetivo es simple y difícil, cortar los insumos antes de que se conviertan en tragedia.
Finanzas cortadas
La economía ilegal no se sostiene solo con cargamentos. Se sostiene lavando. Sin lavado no hay continuidad, no hay inversión, no hay bonos, no hay lealtad comprada. Por eso duelen tanto las medidas de extinción de dominio sobre negocios pantalla. Un caso reciente expuso un circuito de aguacates usado para lavar por ciento cuarenta y tres mil setecientos cuarenta y seis millones de pesos. Inmuebles, vehículos y sociedades quedaron bajo ocupación. Esa tijera financiera no se ve en la foto, pero corta donde más duele.
Se blanquea a través de productos agrícolas, construcción, transporte, minería. Se inflan costos, se importan facturas, se exportan cifras, se triangulan papeles. Un día los bienes están a nombre de una sociedad en el exterior, otro día a nombre de una SAS. Cuando la extinción de dominio cae, cae sobre un ecosistema entero. Se rompe la telaraña y a nadie le conviene sostener al arañero. La fidelidad se vuelve cara y la rendición más barata.
El relato que oculta el desfonde
No reproduciré lamentos televisivos. No doy pantalla al sollozo ritual que describe ruina permanente y oculta lo que no conviene. La desinformación a veces miente por omisión. Se oculta que el Estado presiona donde duele, que la Fuerza Pública no tiene las manos atadas, que las rutas ya no son autopistas sin peaje. Se niega el sitio sobre Micay, se minimiza la caída de mandos, se pasa de puntillas sobre la caja sin combustible. Ese relato trabaja para un objetivo transparente, reinstalar la receta de siempre disfrazada de novedad.
Cronología mínima
Veintisiete de agosto de 2025 se entrega Kevin en Cauca.
Tres de septiembre de 2025 se entrega Giovanni en El Tambo.
Primera semana de septiembre capturan a alias Stiven en El Tambo tras combates.
En los mismos días en Arauca se frustran balones bomba, cuarenta balones y treinta y una canecas con ANFO.
En paralelo avanza la extinción de dominio al circuito del aguacate.
Interinamente el control pasa a alias Farley con anillos de seguridad más delgados.
Lo que nos dicen las rendiciones
Una rendición habla de miedo y cálculo. Si la organización no paga, no cubre, no responde, el jefe se va. Estas rendiciones no nacen de una revelación moral. Nacen de la muerte del seguro colectivo que sostiene a la banda. Cuando ese seguro caduca, el Estado se vuelve menos amenazante que la propia banda. Esa es la grieta. Por esa grieta se escapan los cabecillas. El efecto es psicológico, operativo, territorial y financiero. La tropa descubre que nadie es intocable. Quien conoce rutas se sienta con la Fiscalía. Quien manejaba bodegas busca cupo en un programa de sometimiento. La cadena de mando aprende a tener miedo.
El Estado sin épica
Me interesa la continuidad. Un Estado que persiste, aprende, ajusta y vuelve a intentar. No es un retrato perfecto. Hay errores, excesos y zonas grises. También hay topos que se venden y jueces que sueltan. Aun así, la evidencia muestra otra cosa. Hay inteligencia que trabaja, comandos que se mueven, fiscales que ocupan bienes, equipos técnicos que neutralizan explosivos antes de que exploten. No es una epopeya. Es un trabajo que no espera aplauso. Dos jefes se rinden en ocho días y un cargamento gigante le abre un hueco a la caja. La presión deja de ser retórica cuando los números ya no cuadran.
Método de verificación y límites
Trabajo con cruces de reportes oficiales, comunicados públicos, piezas de prensa de referencia y seguimientos locales. Cuando la información proviene de filtraciones o fuentes anónimas, la presento como hipótesis en investigación. Evito cifras redondas sin soporte, cuido nombres y fechas, no uso la exageración como coartada literaria. Hay datos que no se publican sin afectar operaciones en curso. Prefiero prudencia antes que espectacularidad. El lector necesita saber que el impacto existe, se sostiene en pruebas y se contrasta en el tiempo.
Incertidumbres abiertas
Participación exacta de agencias extranjeras en la caída del megacargamento. Composición real del mando tras la doble rendición. Velocidad a la que se recuperan corredores secundarios. Alcance real de la neutralización de drones y de sus cadenas de suministro. Comportamiento del lavado cuando la extinción de dominio cae sobre empresas pantalla visibles. En periodismo serio la incertidumbre no es vergüenza, es honestidad.
Memoria y presente
Se dijo que la única forma de gobernar era entregar territorios al miedo y fingir que no pasaba nada. Hoy la memoria ayuda a leer el presente con menos ingenuidad. Donde hubo abandono consentido, hoy hay presencia. Donde hubo contabilidad criminal ininterrumpida, hoy hay huecos que nadie puede negar. Donde hubo relato único, hoy hay fisuras a la luz del día. La guerra no se evaporó, pero ya no es la coartada que legitima el negocio completo. La industria del miedo pierde dividendos cuando la caja se seca.
Dos rendiciones en ocho días en Cauca y El Tambo y un vacío multimillonario tras la “desaparición” de cuarenta y dos toneladas. Cuando la contabilidad del crimen falla, la moral del crimen se derrumba y el mando se negocia a la baja. Lo que sigue es menos cinematográfico y más decisivo. Desmontar corredores en Micay y sus accesos, sostener presencia, cortar lavados con extinción de dominio, reducir márgenes y rutas secundarias, insistir. El Cañón del Micay no volverá a obedecer por inercia, sino por costo…
G.S.

