Un poder flexible que captura la economía legal y la opinión pública
No se necesitan metáforas para nombrar lo obvio. La junta del narco existe y opera sin rostro único. No hay pirámide con un capo en la cima, hay una red elástica que mezcla esmeralderos, narcos de nueva escuela, firmas de seguridad, transportadoras, testaferros y clubes de fútbol. La negación mediática sirvió mientras no había papeles. Hoy hay cronologías, rutas, nombres, patrones de lavado. El país fingió no ver y la ciudad acumuló francotiradores, silencios y funerales.
“La justicia muerde a los descalzos”
– Eduardo Galeano –
Mapa de un monstruo sin centro
No existe un mando rígido, existen nudos. Cada nudo conecta sectores legales y pozos negros. Boyacá y los Llanos aportan esmeraldas y laboratorios; el agro infla contratos; el transporte mueve flotas que blanquean; la seguridad privada brinda licencias y blindajes; el fútbol lava con taquillas y traspasos. La red se alimenta de retornados del sistema penitenciario de Estados Unidos y de alianzas viejas que no murieron. España, Turquía y los Emiratos actúan como plataformas. Colombia produce, Ecuador despacha, Europa distribuye. El capital circula y pocos preguntan de dónde sale el brillo.
En el centro del país se mantiene un núcleo duro. La Sabana y los Llanos abastecen rutas que pasan por Venezuela y regresan como inversiones limpias. Bogotá funciona como bisagra. El dinero entra como consultoría, sale como logística y vuelve como patrimonio. La escuela paramilitar dejó operadores que aprendieron a legalizar la violencia y a despolitizarla. El contable reemplazó al fusilero. La zona gris se volvió política pública y el rumor se volvió método.
Los esmeralderos, la silla vacía y el francotirador
El negocio verde nunca fue inocente. Cada mina es renta y cada título es instrumento. El retorno de viejos jefes activó retaliaciones. Bogotá sumó sicariatos de precisión y la zona esmeraldera se calentó. No eran peleas privadas, era disputa por bienes y lavado. Se habló de gestores que viven en España, operadores en Dubái, enlaces albaneses y ex funcionarios de inteligencia que nunca salieron del tablero. Mientras el país oficial pedía pruebas, los muertos aparecieron puntuales. Tres esmeralderos abatidos por francotirador en la capital mostraron el mensaje.
Miguel Uribe y el método de la distracción
El asesinato de un precandidato reabrió preguntas. No por su proyección electoral, sino por la utilidad simbólica de su muerte. Una red que quiere bloquear investigaciones fabrica cortinas. La hipótesis de una junta internacional que desvía el foco hacia el gobierno es verosímil por patrón. Primero el atentado, después la culpa dirigida, luego la indignación teledirigida y al final la memoria selectiva. La investigación avanzó con capturas de operadores de calle. Los nombres de alto nivel siguen flotando. Si hay mano que ordena, no está donde se exhiben trofeos. Está en la economía formal donde nadie toca nada.
En paralelo, se instala la idea de que el aeropuerto principal de la capital funciona como túnel. No sorprende. Una red que captura licencias, vigilancia y cadenas de suministro no necesita trochas, necesita ventanillas. El escándalo dura un día. La gramática del blanqueo dura años.
Cronología mínima de una mutación
Entre 2017 y 2019 se soldaron piezas. Retornados exigieron cuentas a viejos socios, bienes en disputa, rutas que cambiaron de mano y estructuras que dejaron de obedecer a un mando único. La captura y los acuerdos de algunos jefes abrieron vacíos que otros llenaron. El mapa se reconfiguró con pragmatismo. La vieja Medellín y el viejo Cali quedaron como mitología. La nueva gobernanza criminal aprende a parecer empresa.
De 2021 a 2023 se acumularon homicidios clave. Cierran empresas, abren fundaciones, se venden minas, cambian accionistas, aparecen gerentes de seguridad con pasado estatal. Los titulares hablan de hechos aislados. La palabra patrón no aparece. Cuando la política menciona la junta, los opinadores se burlan, los expertos piden prudencia y los gremios guardan silencio. Nadie quiere admitir que el lavado se volvió modelo de negocios y que el modelo se volvió sentido común.
Europa y Oriente, sedes de una ausencia
Dubái pasa de mito a manual. Hay regímenes fiscales favorables, residencia comprada, cooperación judicial limitada y capitales que giran sin pregunta. Turquía ofrece otra plataforma, puente ideal entre mercados. España funciona como bisagra por banca, logística e historia. La red no es un cartel, es una franquicia con consensos mínimos, rentabilidad garantizada e impunidad escalonada.
La política como cobertura y como objetivo
La red financia campañas, infiltra equipos, vende seguridad, pone transportes, alquila sillas de plástico a precio de oro y cobranza incluida. El mismo empresario que lava en un club puede financiar la protesta de transportadores. Cuando un gobierno decide cortar rutas, la red responde con bombas, asesinatos de alto perfil, ruido mediático y guerra jurídica. No busca ganar debates, busca restaurar el statu quo.
Bogotá, laboratorio del miedo
La capital concentra símbolos, egos y cámaras. Siete sicariatos complejos en un lapso corto no son azar, son mensaje. Si el poder político no se alinea, se impone un clima de sitio. El resto del país mira. Los expertos contabilizan cadáveres sin tocar estructuras. Cada francotirador envía un aviso a los nodos regionales. El miedo viaja mejor que cualquier mercancía.
El espejo de los esmeralderos
La historia del país con el verde enseña violencia y pactos rotos. El carisma de los viejos mandos cedió ante contadores y abogados que rotan cargos y domicilios. El nuevo lenguaje es societario. Habla de participación, inversión y seguridad de activos. Los muertos no figuran en informes de sostenibilidad.
Captura cultural
Una red que lava millones necesita lavar símbolos. Compra equipos, pauta en medios, financia influencers y firma convenios con alcaldías. Cada contrato de vigilancia, cada peaje, cada alquiler de sillas crea caja y legitimidad. La estética de la legalidad cubre todo. Cuando alguien pronuncia mafia, los comentaristas piden pruebas, las fuentes tutelan el relato y los partidos acusan de paranoia. El país acepta el paisaje, como acepta el smog.
Lo que sé, lo que dudo
Sé que la estructura es flexible y transnacional. Conecta minería, agro, transporte, seguridad, fútbol y bienes raíces. Se montó con piezas de los ochenta, retornos penitenciarios y capitales que aprendieron a hablar compliance. La negación sistemática fue funcional a su crecimiento. El asesinato de Miguel Uribe sirve para reacomodar culpas y tapar rutas que tocan intereses intocables.
Dudo de equivalencias entre alias y nombres sin documentación robusta. Dudo de lecturas que buscan un jefe único, un cerebro central y un guion para serie de televisión. Dudo de la pureza de fuentes que hoy posan de moral cuando ayer facturaban blindajes dobles.
Metodología de verificación
Cruzo informes recientes, declaraciones públicas, notas que apuntan lo mismo, piezas judiciales, cronologías y registros mercantiles. Separo hechos de hipótesis plausibles. Presento nombres solo cuando aparecen en documentos y declaraciones concordantes. Señalo vacíos y la necesidad de requerimientos oficiales a la Dirección Nacional de Inteligencia, a la Fiscalía y a la Policía. Regla simple, prudencia con los alias, precisión con fechas, contexto con rutas.
G.S.
ANEXO Verificado y por confirmar
Verificado
- Red flexible con alianzas legales e ilegales
- Sectores usados para lavado, entre ellos esmeraldas, agro, transporte, seguridad privada y fútbol
- Conexiones con España, Turquía y Emiratos, y alcance regional
- Gestación 2017–2019 con disputas tras retornos y ola de homicidios
Por confirmar
- Identidad exacta detrás del alias J o la Firma y su posición real
- Uso operativo del aeropuerto de Bogotá más allá de declaraciones
- Clubes específicos, contratos y montos usados como lavadora
- Vínculo directo entre la red y el asesinato de Miguel Uribe
La red no es mito. Aprende terceriza riesgos, compra tiempo y alquila legitimidades. La negación pública fue su proveedor preferido. Ya.
Líneas de investigación inmediata
- Auditorías de carga en el aeropuerto principal con énfasis en bodegas tercerizadas, cadenas de custodia y cámaras sin ciego.
- Cruces de UIAF sobre operaciones sospechosas en minería, agro, transporte, seguridad privada y fútbol entre 2021 y 2025.
- Verificación de beneficiarios finales de sociedades en España y Turquía vinculadas a minas y a contratos de vigilancia en Colombia.
- Rutas financieras entre clubes, patrocinios y fundaciones que compran visibilidad mientras pierden dinero en taquilla.
- Organigramas GAO actualizados y trazabilidad de alias que migran de estructura en estructura con las mismas redes de apoyo.
- Evolución de homicidios selectivos en Bogotá y Cundinamarca cruzada con disputas por bienes y rutas esmeralderas.
Preguntas para el Estado y los gremios
- Qué entidades autorizaron licencias y blindajes para operadores que luego aparecen en pesquisas por lavado.
- Qué superintendencias validaron fusiones y cambios de accionistas que calzan con picos de violencia.
- Qué clubes, ligas y fedes tienen controles reales de cumplimiento y cómo reportan pérdidas reiteradas sin sanción.
- Qué ministerios y alcaldías firmaron convenios de seguridad que replican esquemas capturados.
- Qué parte del empresariado sigue negando la red mientras factura a sus nodos por servicios de logística.
- Qué fiscalías archivaron expedientes sensibles sin agotar diligencias elementales.
Aviso al lector
Este texto separa hechos confirmados y zonas grises. Si aparecen elementos nuevos que contradigan un punto específico, se corregirá. El objetivo es quitarle épica a una maquinaria que prefiere el mito a la luz.
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