Anuncio con alegría la llegada de Guillermo Patiño. Es un amigo cercano, un compañero de ruta cuya lealtad nunca se ha desmentido. Esta incorporación nace de una amistad forjada en el Bogotá de los noventa, cuando me abrió las puertas de una ciudad rugosa y fascinante que se reinventaba entre violencia y resistencia cultural. Fue mi guía en esos años decisivos, el compañero que me enseñó los códigos de una escena alternativa que se construía al margen de los circuitos oficiales. Nuestra complicidad siempre giró alrededor de la música, en particular del rock alternativo tan marcado en los noventa, y fue también alrededor de él que, entonces, tejí el núcleo de mi círculo de amistades. Juntos vivimos el paso de Mano Negra por Colombia, empujamos las primeras fiestas underground, fuimos testigos de radios libres y fanzines, de la primera revista de cómic a color del país, y asistimos al nacimiento de una contracultura que desafiaba la tradición conservadora y la modernización acelerada.
Guillermo nunca buscó el foco. Prefiere la exigencia silenciosa, la conversación lenta, la lealtad a los lugares y a las personas que sostienen una escena cuando la tendencia pasa y el mercado se va. Como cronista musical y archivista instintivo, su método privilegia el detalle preciso antes que la especulación superficial. Su manera de escuchar ya es una forma de escritura que atrapa lo esencial y devuelve el ruido a su lugar. Lo recibo hoy en AcidReport porque compartimos una ética de independencia editorial y una desconfianza fértil hacia los consensos fabricados por el poder. Su incorporación fortalece nuestra capacidad de desmantelar narrativos dominantes desde el conocimiento directo de las dinámicas culturales y desde una práctica que no pide permiso.
Guillermo Patiño representa una memoria activa de las resistencias subterráneas, un archivo viviente de las transformaciones culturales que marcaron el fin de siglo. Llega no solo por credenciales profesionales sino por una lealtad probada y una visión común del papel crítico del periodismo. Que encuentre aquí una casa a la medida de su rigor y de su generosidad, un espacio para seguir conectando generaciones y sosteniendo lo que importa.
Como escribió José Saramago en su Ensayo sobre la ceguera, «creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven». Guillermo nos ayudará a ver…
G.S.
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