Lectura estimada: 8 minutos · Por Gabriel Schwarb · 31 de octubre de 2025
SÍNTESIS INICIAL
El Festival Internacional de Poesía de Medellín, declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2009 y galardonado con el Premio Nobel Alternativo en 2006, enfrenta su amenaza más grave en 35 años de historia. El concejal Andrés Tobón Villada, del partido Creemos del alcalde Federico Gutiérrez, impulsa la derogación del Acuerdo Municipal 40 de 1997, único blindaje jurídico que garantiza financiación parcial al evento. La cronología transparenta el móvil político. La ofensiva comenzó cuatro meses después de que el festival invitara a Hollman Morris, director de RTVC y objetivo permanente de persecución de la derecha colombiana. Carta abierta firmada por los directores del festival el 24 de octubre revela estrategia de triple ataque diseñada por el Concejo. Entre el 20 y el 26 de octubre, poetas de 142 países enviaron 410 mensajes de apoyo, evidenciando peso simbólico del evento en la comunidad poética global. Si la derogatoria prospera, el festival no desaparece inmediatamente pero queda en mendicidad anual, vulnerable a capricho político de cada alcalde.
El Festival Internacional de Poesía de Medellín nació en junio de 1991, en medio de la peor oleada de violencia que conoció la ciudad. Entre 1990 y 2000, Medellín registró 45.000 homicidios. El toque de queda paramilitar paralizaba la vida urbana cada noche. Un grupo de poetas decidió convocar lecturas públicas como gesto de dignidad. Aquel acto inicial creció hasta consolidarse como el mayor festival de poesía del mundo por convocatoria masiva. Recibe anualmente 160.000 personas en formato presencial gratuito. Ha invitado poetas de 195 países, más naciones de las que integran la ONU. Desarrolla lecturas en más de 40 lenguas con subtitulación simultánea. La asistencia acumulada desde 1991 supera el millón de personas. Ahora, un concejal desconocido amenaza con destruir 35 años de construcción colectiva porque el festival invitó a quien no debía.
Triple estrategia de destrucción
La carta abierta enviada por Gabriel Jaime Franco, Gloria Chvatal y Fernando Rendón al presidente Gustavo Petro y al Concejo de Medellín el 24 de octubre de 2025 revela la arquitectura completa del ataque. Primera vía, derogar el Acuerdo 40 de 1997, dejando sin sustento legal la financiación parcial del festival por parte del Distrito, decretando su muerte gradual. Segunda vía, transferir el festival a la Alcaldía de Medellín, lo que constituye expropriation ilegal pues entrega a la administración municipal lo que es propiedad legal de un tercero y propiedad social de los habitantes de la ciudad. Tercera vía, matar el festival mediante derogatoria y crear un festival municipal controlado por la administración, destinado al fracaso pero dejando al capricho de alcaldes futuros el manejo de algo que jamás sabrán manejar. El documento califica jurídicamente la operación como atentado contra un Patrimonio Cultural de la Nación.
El concejal Tobón argumenta que el Acuerdo 40 contradice la Ley 1291 de 2009, que declara al festival Patrimonio Cultural y establece financiación compartida entre municipio, departamento y nación. Según Tobón, el acuerdo municipal limita autonomía administrativa de la Alcaldía al obligar partida presupuestaria específica. El argumento jurídico es técnicamente correcto pero políticamente instrumental. La Ley 1291 contempla financiación tripartita, pero nunca ha sido cumplida por el gobierno nacional en 16 años de vigencia. El Acuerdo 40 es el único blindaje efectivo que impide que el festival quede a merced del capricho político. La carta abierta interpela directamente a Petro, quien presentó y aprobó esa ley en 2009 como senador. En entrevista para El Colombiano ese año, Petro declaró públicamente que la Ley 1291 era la realización de la que se sentía más orgulloso durante su paso por el Congreso. Ahora, como presidente, nunca la ha implementado. Si el Concejo deroga el Acuerdo 40 y Petro no cumple su propia ley, el festival desaparece por asfixia presupuestaria. La ironía histórica alcanza dimensiones perversas.
DATO CLAVE
La Ley 1291 de 2009 ordena financiación tripartita del Festival entre municipio, departamento y nación. En 16 años de vigencia, el gobierno nacional nunca ha cumplido su parte. El festival ha sobrevivido exclusivamente por el Acuerdo Municipal 40 de 1997 que ahora el Concejo quiere derogar.
Cronología del castigo político
La ofensiva comenzó exactamente cuatro meses después de la edición 34, realizada del 15 al 21 de junio de 2025. Durante ese evento, el festival rindió homenaje público a Hollman Morris, director de RTVC, agradeciéndole por haber transmitido 30 horas en directo del certamen. Morris es objetivo permanente de persecución de la derecha colombiana desde hace dos décadas. Durante el gobierno Uribe fue acusado de ser portavoz de las FARC por haber producido documentales sobre el conflicto armado mostrando perspectivas de víctimas y comunidades afectadas. En 2010, WikiLeaks reveló cables diplomáticos estadounidenses en los que el embajador William Brownfield pedía al Departamento de Estado denegar visa a Morris por considerarlo amenaza a la seguridad nacional. En 2018, el expresidente Álvaro Uribe lo demandó por injuria y calumnia tras un trino crítico. En 2022, el presidente Petro lo nombró director de RTVC, sistema de medios públicos de Colombia. Transmitir 30 horas de poesía en directo es algo inédito en la historia de los medios públicos colombianos. El festival consideró justo agradecer públicamente ese gesto. Para el uribismo, cualquier reconocimiento a Morris es intolerable.
Fernando Rendón, director del festival, es explícito sobre el vínculo causal entre homenaje y castigo. En entrevista grabada el 23 de octubre de 2025, Rendón afirma que desde el reconocimiento a Morris comenzó la ofensiva. Junio de 2025, homenaje. Octubre de 2025, proposición de derogatoria. Cuatro meses exactos entre el supuesto delito y el castigo. El concejal Tobón pertenece al partido Creemos, partido del alcalde Federico Gutiérrez. La cadena de mando es transparente. Tobón ha manifestado públicamente su desconocimiento sobre el festival. En declaraciones recogidas por medios locales, admitió no haber asistido nunca al evento ni conocer su dimensión internacional. La confesión de ignorancia no mitiga la responsabilidad política sino que la agrava. Proponer la destrucción de un patrimonio cultural sin conocerlo revela motivación ideológica pura. Tobón no actúa por convicción administrativa sino por obediencia partidaria.
“Miles de jóvenes respondieron a nuestro llamado: el miedo al que estábamos sometidos retrocedió, y la esperanza venció sobre quienes esperaban de los pobladores de este bello valle un gesto de genuflexión derrotista. Aquella jornada del 28 de abril de 1991 marcó para la ciudad el inicio de un período de resistencia activa, una especie de declaración de guerra contra la guerra.”
— Carta abierta al presidente Petro, 24 de octubre de 2025
Movilización internacional sin precedentes
La amenaza desencadenó respuesta global sin equivalente en la historia del festival. Entre el 20 y el 26 de octubre de 2025, la organización recibió 410 mensajes de apoyo de poetas de 142 países. Los firmantes incluyen premios Nobel de Literatura, premios Cervantes, poetas laureados nacionales de Europa, Asia, África y América. La respuesta en menos de una semana evidencia el peso simbólico del evento en la comunidad poética internacional. Ningún otro certamen cultural colombiano podría generar movilización equivalente en ese lapso. Los mensajes siguen patrón argumentativo recurrente. Describen el festival como referente planetario de resistencia cultural, subrayan su rol histórico en la rehabilitación de la imagen internacional de Medellín, denuncian la amenaza como atentado contra patrimonio de la humanidad más que patrimonio nacional. Varios poetas europeos establecen paralelismos con ataques contra instituciones culturales independientes en regímenes autoritarios. La comparación no es casual.
El patrón de represión contra cultura crítica en Colombia se actualiza. Durante décadas, artistas y gestores culturales fueron acusados de vínculos con guerrillas. Ahora son acusados de malversación de fondos y captura institucional. El método cambia, el objetivo permanece idéntico. La carta abierta al presidente Petro recuerda que hace 35 años, cuando los gobiernos europeos y estadounidenses alertaban a sus ciudadanos sobre el peligro de viajar a Colombia, cuando asesinaban indiscriminadamente a jóvenes de Medellín en las esquinas, un grupo de poetas se unió para responder con poesía al asedio de la violencia. El documento solicita a los concejales ser conscientes de que aprobar la derogatoria implica suscribir un atentado contra un Patrimonio Cultural de la Nación. La calificación jurídica es precisa. Destruir deliberadamente un bien declarado patrimonio cultural constituye delito en legislación colombiana.
DATO CLAVE
Entre el 20 y el 26 de octubre de 2025, poetas de 142 países enviaron 410 mensajes de apoyo al Festival de Poesía de Medellín. La movilización internacional en menos de una semana evidencia el peso simbólico del evento sin equivalente en la historia cultural colombiana.
Implicaciones sistémicas
Si el Concejo de Medellín deroga el Acuerdo 40 de 1997, el festival no desaparecerá inmediatamente pero quedará en situación de mendicidad anual, sujeto a arbitrariedad política, vulnerable a cualquier alcalde que decida castigarlo por invitar a quien no debe. La destrucción será gradual, no espectacular. El festival se irá apagando por falta de previsibilidad presupuestaria, incapaz de planificar con antelación invitaciones internacionales que requieren gestión con 18 meses de anticipación mínima. El precedente sienta jurisprudencia letal para toda cultura independiente en Colombia. Si un patrimonio cultural de la nación declarado por ley, galardonado con premio internacional, reconocido por comunidad poética global, puede ser destruido por capricho de concejal desconocido que admite no conocer el evento, entonces ninguna institución cultural crítica está protegida. El mensaje es transparente. La independencia editorial o curatorial tiene precio. Invitar a figuras perseguidas por el establishment implica riesgo de extinción presupuestaria. La censura no se ejerce prohibiendo sino ahogando financieramente.
Medellín perderá el evento que rehabilitó su imagen internacional más efectivamente que cualquier campaña de marketing urbano. Durante tres décadas, la ciudad fue sinónimo global de narcotráfico, sicariato y violencia extrema. El festival contribuyó a construir narrativa alternativa mostrando ciudad capaz de convocar multitudes para escuchar poesía en parques públicos. Esa narrativa se construyó orgánicamente, sin propaganda gubernamental, mediante acumulación de ediciones anuales que demostraban persistencia ciudadana. Destruir el festival implica renunciar voluntariamente a ese capital simbólico. La estupidez política alcanza dimensiones épicas cuando administraciones locales destruyen aquello que las proyecta internacionalmente.
Conclusión
El Festival Internacional de Poesía de Medellín enfrenta su amenaza más grave en 35 años de historia. Un concejal del partido del alcalde impulsa la derogación del único blindaje jurídico efectivo que garantiza su financiación, argumentando legalidad formal pero revelando motivación política. El ataque sucede cuatro meses después de que el festival invitara a Hollman Morris, director de RTVC y objetivo permanente de persecución de la derecha colombiana. La carta abierta del 24 de octubre revela estrategia de triple ataque: derogar Acuerdo 40, expropiar el festival transfiriéndolo a la Alcaldía, sustituirlo por evento municipal controlado. La movilización internacional generó 410 mensajes de 142 países en menos de una semana. La ironía histórica alcanza dimensiones perversas cuando el presidente Petro, quien presentó y aprobó la Ley 1291 en 2009 declarando su orgullo por ello, no la implementa mientras el Concejo ataca el único sustento real del festival. Todo porque un concejal desconocido decidió que invitar a Hollman Morris ameritaba destruir 35 años de construcción colectiva. La muerte no tendrá señorío, escribió Dylan Thomas. Pero en Medellín, octubre de 2025, la estupidez administrativa amenaza con ejercerlo…
G.S.
Fuentes
Fuentes primarias
- Entrevista grabada con Fernando Rendón, director Festival Internacional de Poesía de Medellín, 23 de octubre de 2025
- Carta abierta al presidente Gustavo Petro y Concejo de Medellín, firmada por Gabriel Jaime Franco, Gloria Chvatal y Fernando Rendón, 24 de octubre de 2025
- Ley 1291 de 2009, Congreso de Colombia, “Por medio de la cual se declara como patrimonio cultural de la nación al festival internacional de poesía de Medellín y se dictan otras disposiciones”, publicada 6 de marzo de 2009
- Acuerdo Municipal 40 de 1997, Concejo de Medellín, “Por medio del cual se adoptan disposiciones para el apoyo al Festival Internacional de Poesía de Medellín”
- Cartas de apoyo internacional al Festival de Poesía de Medellín, 71 países, 180 páginas, recibidas entre 20 y 26 de octubre de 2025
Fuentes secundarias
- El Colombiano, “¿Concejo quiere acabar con el Festival de Poesía de Medellín?”, 22 de octubre de 2025
- Right Livelihood Award Foundation, comunicado de prensa anunciando premio al Festival Internacional de Poesía de Medellín, septiembre de 2006
- Sitio web oficial Festival Internacional de Poesía de Medellín, festivaldepoesiademedellin.org, consultado octubre 2025
- Sitio web oficial Festival Internacional de Poesía de Medellín, festivaldepoesiademedellin.org


Deja un comentario