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Ecuador: Cuando el Estado Convierte la Protesta en Teatro de Guerra

AcidReport – INVESTIGACION – Ecuador: Cuando el Estado Convierte la Protesta en Teatro de Guerra

POR

Gabriel Schwarb

25 septiembre 2025
Ecuador: Cuando el Estado Convierte la Protesta en Teatro de Guerra

Investigación · Lectura estimada: 20 minutos · Ultima actualización · 29 de septiembre 2025

Tabla de Contenido

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    • Síntesis inicial
  • Geografía del Terror: Imbabura Como Laboratorio Represivo
    • Dato clave: El corredor estratégico E35
  • Contexto histórico: El ADN de la Resistencia Andina
  • 22 de Septiembre, 03:47 horas: “Aquí Ya Están los Militares”
    • Testimonio directo: Apawki Castro, exdirigente CONAIE
  • El Cuartel en Llamas: Otavalo Como Zona de Guerra Urbana
    • Cronología de la escalada: Del alba al incendio
  • Elena y el Niño con Casquillos: Cuando la Infancia Colecciona Guerra
    • Encuadre metodológico: Fuentes y limitaciones
  • La Operación “Tren de Aragua”: Construyendo el Enemigo Perfecto
    • Testimonio directo: John Reimberg, ministro del Interior
  • Del Secuestro al Asesinato: La Primera Muerte Confirmada
    • Testimonio directo: Leonidas Iza Salazar
  • Guerra Financiera: Asfixia Económica de la Resistencia
    • Dato clave: El ecosistema de la represión legal
  • Manipulación Mediática: La Fábrica del Consenso Represivo
    • Testimonio directo: Santiago Aguilar, director Radio La Calle
  • Latacunga Militarizada: El Gobierno en Estado de Sitio
    • Dato clave: El costo logístico de la militarización
  • Resistencia Digital: Wambra Contra el Cerco Informacional
    • Contexto internacional: Ecuador en el mapa represivo regional
  • Conclusión: El Precio del Diésel, el Costo de la Democracia
  • Fuentes

Síntesis inicial

En la madrugada del 22 de septiembre, Pijal despertó con el sonido de botas militares pisando tierra ancestral y detonaciones de fusiles de asalto perforando el aire de los Andes. Esta investigación documenta cómo el gobierno de Daniel Noboa convirtió una protesta constitucional contra el alza del diésel en la operación represiva más brutal desde el retorno democrático: 59 detenciones oficiales, tres desapariciones forzadas confirmadas, allanamientos domiciliarios con munición real contra civiles y el bloqueo financiero de organizaciones indígenas por “órdenes estatales”. El ministro John Reimberg acusa sin pruebas a dos manifestantes de pertenecer al “Tren de Aragua”, justificando así el despliegue de “armamento de guerra” contra comunidades rurales de Imbabura. Wambra Medio Comunitario registró disparos directos contra viviendas familiares mientras niños dormían dentro. Elena Rodríguez Yánez de teleSUR documentó testimonios de un menor que conserva casquillos de bombas lacrimógenas “como trofeos que nunca debió poseer”. Si solo puedes leer esto, quédate con esto: Ecuador experimenta la militarización más extrema de la protesta social en su historia democrática, con un Estado que eligió la guerra psicológica antes que la negociación política.

Geografía del Terror: Imbabura Como Laboratorio Represivo

Para entender la magnitud de lo ocurrido, hay que visualizar el mapa. La provincia de Imbabura se extiende por 4.599 kilómetros cuadrados de territorio andino, desde los 1.640 metros de altitud en Urcuquí hasta los 4.630 metros del Cotacachi. Sus 476.257 habitantes, 35% de ellos indígenas kichwas, viven dispersos en comunidades rurales conectadas por la carretera E35 Panamericana Norte, la arteria que une Ecuador con Colombia y que el gobierno necesitaba mantener abierta a cualquier costo.

La comunidad Pijal, epicentro de la represión más brutal, se ubica en la parroquia González Suárez del cantón Otavalo, a 2.550 metros de altitud y apenas 110 kilómetros al norte de Quito. Sus 847 habitantes, en su mayoría agricultores kichwas, viven en casas de adobe y teja dispersas por laderas de cultivo que bajan hacia el lago San Pablo. Desde allí se domina visualmente el corredor de la E35, posición estratégica que explica por qué el Ejército decidió convertir esta comunidad ancestral en un campo de batalla.

Otavalo, ciudad de 51.000 habitantes conocida mundialmente por su mercado indígena, se transformó en zona de guerra urbana cuando más de mil manifestantes rodearon el Comando Policial local. La geografía urbana facilitó la confrontación: calles estrechas del centro colonial que desembocan directamente en la plaza central, donde se concentra tanto la autoridad civil como los símbolos del poder estatal.

Dato clave: El corredor estratégico E35

La Panamericana Norte E35 transporta el 68% del comercio bilateral Ecuador-Colombia, valorado en 1.200 millones de dólares anuales. Cada hora de cierre representa pérdidas de 2,3 millones de dólares, según datos del Ministerio de Transporte. Esta dependencia económica explica por qué Noboa autorizó el uso de “cualquier fuerza necesaria” para mantener abierta la carretera, incluyendo el ingreso de patrullas militares a domicilios civiles en comunidades como Pijal, donde las casas familiares se ubican a menos de 200 metros de la vía principal.

Contexto histórico: El ADN de la Resistencia Andina

Imbabura no fue elegida al azar como epicentro del Paro Nacional 2025. Esta provincia concentra la memoria histórica de las victorias populares más importantes del Ecuador contemporáneo. En octubre de 2019, las comunidades kichwas de Otavalo y Cotacachi resistieron 11 días de estado de excepción hasta forzar a Lenín Moreno a derogar el “paquetazo” fondomonetarista. En junio de 2022, desde estas mismas laderas andinas partieron las columnas indígenas que marcharon 18 días hasta lograr que Guillermo Lasso redujera el precio de los combustibles.

Pero el 2025 marca una diferencia cualitativa: Daniel Noboa llegó a Carondelet estudiando los “errores” de sus predecesores. Su equipo de asesores, liderado por especialistas en contrainsurgencia formados en escuelas militares estadounidenses, diseñó una estrategia diferente. En lugar de esperar la escalada, anticiparon la represión. En lugar de negociar territorios, militarizaron preventivamente. En lugar de criminalizar después, construyeron el relato del “terrorismo” antes de que comenzaran las protestas.

El resultado fue la conversión de Imbabura en un laboratorio de represión preventiva donde cada técnica de control social se experimentó por primera vez: desde el bloqueo financiero de organizaciones hasta el uso de munición real contra manifestantes civiles.

22 de Septiembre, 03:47 horas: “Aquí Ya Están los Militares”

María Tandioy estaba preparando el desayuno cuando escuchó los primeros disparos. Desde la ventana de su casa en Pijal vio las siluetas de soldados aproximándose por el sendero de tierra que conecta su vivienda con la E35. “Pensé que era pesadilla”, cuenta por teléfono desde una ubicación que prefiere mantener reservada. “Después vi las luces de las linternas y supe que era real. Mi hijo de ocho años me preguntó por qué la policía venía a nuestra casa si no habíamos hecho nada malo.”

El testimonio de Tandioy, corroborado por videos que circularon en redes sociales, describe la primera incursión policial documentada contra domicilios civiles en el marco del Paro Nacional 2025. Los clips, difundidos por la CONAIE y verificados por Wambra Medio Comunitario, muestran uniformados ingresando al patio de viviendas familiares mientras de fondo se escuchan detonaciones constantes.

“Aquí ya están los militares”, dice una voz femenina en uno de los videos, mientras la cámara enfoca a un grupo de soldados fuertemente armados posicionándose en los alrededores de una casa de adobe. La secuencia siguiente muestra a un habitante de la comunidad, cuya identidad permanece protegida, sosteniendo el casquillo de una bala encontrado en su patio. “Esto estaba junto a la letrina”, explica el hombre, mostrando el proyectil a la cámara. “Mi nieta de cinco años casi lo agarra para jugar.”

Testimonio directo: Apawki Castro, exdirigente CONAIE

“Como nuestra sede está ocupada, haremos una asamblea aquí en la calle”, declaró Apawki Castro, coordinador de Pachakutik y exdirigente de la CONAIE, desde las calles militarizadas de Latacunga. “La policía ni los militares pueden intimidarnos, no debemos tener miedo. Hay que seguir avanzando.” Castro, que lideró las negociaciones durante el Paro de 2022, describe el cambio cualitativo en la estrategia represiva: “En 2022 nos reprimían cuando llegábamos a las ciudades. Ahora nos reprimen en nuestras propias casas, en nuestros territorios. Es una declaración de guerra contra los pueblos indígenas.”

El Cuartel en Llamas: Otavalo Como Zona de Guerra Urbana

A las 15:30 del 22 de septiembre, el Comando Policial de Otavalo se convirtió en el símbolo visual del enfrentamiento entre el Estado ecuatoriano y los pueblos indígenas. Cerca de mil manifestantes, llegados desde comunidades rurales de Cotacachi, Ilumán, Peguche y San Pablo, rodearon las instalaciones policiales en la intersección de la Panamericana con la calle José Antonio Sánchez.

Los videos documentados por medios locales muestran una secuencia de violencia escalada: primero, los manifestantes lanzan piedras contra las ventanas del edificio; luego, grupos encapuchados ingresan al patio y comienzan a quemar vehículos oficiales; finalmente, las llamas se extienden por toda la estructura mientras los policías se repliegan hacia el interior.

“Fue como ver arder el símbolo del poder”, describe un comerciante de la Plaza de los Ponchos que presenció los hechos. “La gente gritaba que era venganza por los disparos en Pijal. Dijeron que si el gobierno nos trata como terroristas, nos vamos a comportar como tales.”

La quema del cuartel dejó un saldo oficial de dos policías heridos, aunque fuentes extraoficiales hablan de al menos cinco uniformados que requirieron atención médica por inhalación de humo. Los daños materiales incluyen la destrucción total de 12 motocicletas policiales, cuatro patrulleros y la sede administrativa del comando.

Cronología de la escalada: Del alba al incendio

03:47 horas: Primeros reportes de incursiones policiales en Pijal 06:15 horas: Bloqueos iniciales en la E35, sector El Cajas 09:30 horas: Enfrentamientos en San Pablo con más de 100 manifestantes 12:00 horas: Concentración masiva en el centro de Otavalo 15:30 horas: Inicio del asedio al Comando Policial 16:45 horas: Primeras llamas en vehículos oficiales 17:20 horas: Incendio generalizado del cuartel 18:00 horas: Llegada de refuerzos militares desde Ibarra 22:00 horas: Toque de queda efectivo en toda la provincia

Elena y el Niño con Casquillos: Cuando la Infancia Colecciona Guerra

Elena Rodríguez Yánez, corresponsal de teleSUR en Ecuador, transmitió desde el centro de Quito una imagen que sintetiza la brutalidad del Paro Nacional 2025: un niño de nombre protegido como Manuel, sostiene entre sus dedos el casquillo de una bomba lacrimógena encontrada después de una manifestación estudiantil.

“Entre sus dedos sostiene el casquillo de una bomba lacrimógena, como si fuera un trofeo extraño que nunca debió pertenecerle”, reportó Rodríguez Yánez en su transmisión en vivo. “Lo muestra con la inocencia de quien no debería conocer la violencia, pero también con la claridad de quien sabe por qué protesta.”

El testimonio del menor, cuya identidad permanece protegida según protocolos internacionales, revela el impacto psicológico de la represión estatal sobre la población infantil: “Mi papá dice que estos tubitos los tiran los policías para que la gente no pueda respirar. Yo los colecciono porque cuando sea grande quiero ser policía para tirarle a los ricos, no a nosotros.”

La declaración, aparentemente ingenua, expone la fractura generacional que está provocando la represión del Paro Nacional 2025: una generación de niños indígenas que crece naturalizando la violencia estatal como parte de su cotidianidad.

Encuadre metodológico: Fuentes y limitaciones

Esta investigación se basa en 47 testimonios directos recopilados entre el 22 y 24 de septiembre, 23 videos verificados por medios comunitarios, 12 comunicados oficiales cruzados y 8 entrevistas telefónicas con dirigentes indígenas. Las cifras oficiales de detenidos varían entre fuentes: el Ministerio del Interior reporta 59 detenciones mientras organizaciones sociales contabilizan “más de 50 personas privadas de libertad”. La verificación completa de testimonios sobre allanamientos domiciliarios está limitada por el control militar de comunidades como Pijal, donde el acceso de periodistas independientes permanece restringido. Los nombres de varios testigos han sido modificados para proteger su seguridad física, siguiendo protocolos establecidos por organizaciones de derechos humanos.

La Operación “Tren de Aragua”: Construyendo el Enemigo Perfecto

La tarde del 22 de septiembre, John Reimberg compareció ante la prensa con una narrativa que cambiaría completamente la percepción pública del Paro Nacional. Entre los 20 detenidos en Otavalo, anunció, se encontraban William Andrés R.L. y Jonathan Bernin A.A., dos ciudadanos venezolanos “aparentemente del Tren de Aragua”.

“Salir a tirar piedras, a cerrar el tránsito de las carreteras y salir a querer quemar un cuartel de la Policía, ¿qué más evidencia necesitamos sobre lo que está pasando?”, declaró Reimberg, convirtiendo la participación en una protesta social en prueba suficiente de pertenencia a una organización terrorista.

La acusación no incluyó evidencias específicas: ni armas decomisadas, ni comunicaciones interceptadas, ni vínculos financieros documentados. Bastó con la nacionalidad venezolana y la presencia en una manifestación para activar todo el aparato mediático del “terror transnacional”.

El operativo de construcción del enemigo fue inmediato y coordinado. A las 19:30, Teleamazonas abría su noticiero con el titular “Infiltración Terrorista en Protesta Indígena”. A las 20:00, Ecuavisa titulaba “Tren de Aragua se Infiltra en Paro Nacional”. A las 21:00, TC Televisión advertía sobre “La Nueva Amenaza Criminal Contra Ecuador”.

Testimonio directo: John Reimberg, ministro del Interior

“Tenemos que investigar si existe algún vínculo entre los extranjeros involucrados y los hechos violentos registrados durante las protestas”, declaró Reimberg en entrevista con Teleamazonas. “Esto es algo que nos llama la atención, qué hacen estos venezolanos en estas manifestaciones, qué están haciendo aquí en el país. Es un tema muy curioso y tenemos que investigar de qué se trata.”

La declaración ministerial revela la lógica racista subyacente: la participación de ciudadanos venezolanos en protestas sociales se considera inherentemente sospechosa, independientemente de su estatus migratorio o sus motivaciones políticas.

Del Secuestro al Asesinato: La Primera Muerte Confirmada

El 28 de septiembre a las 06:30 horas, Efraín F., 46 años, comunero de Inguintzala, cayó bajo tres disparos ejecutados por la fuerza pública en el partidero a Cotacachi, provincia de Imbabura. “Cuánto dolor! Se confirma la muerte del compañero Efraín F. de 46 años de edad perteneciente a la comunidad Inguintzala, asesinado por la fuerza represiva del estado”, confirmó Leonidas Iza en redes sociales, añadiendo que el asesinato ocurrió “tras un operativo policial y militar nunca antes visto”.

La ejecución de Efraín marca el punto de no retorno en la represión del Paro Nacional 2025. El hombre fue abatido apenas cinco horas después de que un convoy de más de 100 vehículos militares y civiles partiera del aeropuerto Mariscal Sucre de Quito con destino a Imbabura, encabezado personalmente por los ministros John Reimberg (Interior) y Gian Carlo Loffredo (Defensa). El despliegue masivo, reportado por Mullu y la Alianza de Derechos Humanos, tenía un objetivo explícito: aplastar definitivamente la resistencia indígena mediante el uso de fuerza letal.

Simultáneamente, entre las 18h00-18h50 y nuevamente entre 19h20-19h50, la señal de celular e internet fue suspendida en Cotacachi, Otavalo y La Esperanza. “Esto constituye un acto de censura, atenta contra la libertad de expresión y eleva los niveles de indefensión de los manifestantes”, denunció la Alianza de DDHH, evidenciando que el Estado buscaba cometer la represión sin testigos digitales.

Paralelo al asesinato, el gobierno activó lo que Correspondencia de Prensa denomina “cacería de brujas”: la Fiscalía de Delincuencia Organizada inició indagación por “enriquecimiento ilícito” contra 58 activistas de CONAIE, Frente Antiminero y ONGs ambientalistas. Además, 12 jóvenes otavaleños fueron trasladados punitivamente a las cárceles de Esmeraldas y Portoviejo, donde días antes se registraron masacres con treintena de muertos, poniendo deliberadamente en riesgo sus vidas.

Testimonio directo: Leonidas Iza Salazar

“El Nuevo Ecuador asesina a su pueblo”, escribió Iza tras confirmar la muerte de Efraín. “Condenamos el brutal ataque y exigimos la acción inmediata de los organismos internacionales para precautelar la vida del pueblo levantada que hoy está siendo masacrado por un gobierno indolente.”

Guerra Financiera: Asfixia Económica de la Resistencia

Paralelo a la represión física, el gobierno activó una guerra financiera contra el movimiento indígena. El 19 de septiembre, apenas 24 horas después del anuncio del paro, las cuentas bancarias de dirigentes de la CONAIE y organizaciones filiales fueron bloqueadas por “órdenes estatales”, según informaron las propias entidades financieras.

“El bloqueo económico a dirigentes indígenas no es un acto aislado, sino parte de una estrategia para criminalizar la protesta social”, denunció la CONAIE, calificando la medida como “atentado contra los derechos individuales y colectivos”.

La estrategia de asfixia financiera busca paralizar logísticamente las organizaciones sociales cortando su acceso a recursos para transporte, comunicaciones y alimentación de manifestantes. Sin embargo, también revela el nivel de sofisticación del aparato represivo de Noboa: la coordinación entre el sistema financiero privado y el poder político sugiere una planificación previa que trasciende la reacción coyuntural.

Andrés Tapia, comunicador comunitario de la nacionalidad Kichwa de Pastaza, contextualiza la medida dentro de un marco legal más amplio: “Está articulado a la aprobación de leyes recientes como la ley de inteligencia y la ley de fundaciones que básicamente buscan disuadir la lucha social, inmovilizar o desmovilizar la acción organizativa y dirigencial.”

Dato clave: El ecosistema de la represión legal

El bloqueo financiero se sustenta en la Ley Orgánica de Prevención, Detección y Erradicación del Lavado de Activos, reformada en agosto de 2025. La modificación permite el congelamiento “preventivo” de cuentas ante “sospecha fundada” de financiamiento de actividades que “alteren el orden público”. La definición deliberadamente ambigua convierte cualquier protesta social en potencial “alteración del orden”, legitimando el bloqueo financiero sin orden judicial previa.

Manipulación Mediática: La Fábrica del Consenso Represivo

La estrategia gubernamental no se limitó a la represión física: incluyó una sofisticada operación mediática diseñada para construir consenso social alrededor de la criminalización de la protesta. Los medios masivos ecuatorianos, históricamente alineados con intereses empresariales, funcionaron como amplificadores de la narrativa oficial.

El análisis de contenidos digitales revela un patrón coordinado. En Facebook, el hashtag #ParoNacional2025 fue inundado con publicaciones que presentaban a manifestantes como “vándalos financiados por el narcotráfico”. Cuentas automatizadas replicaron mensajes idénticos: “La CONAIE recibe dinero del Tren de Aragua”, “Los indígenas son terroristas separatistas”, “Noboa defiende la patria del comunismo”.

Simultáneamente, los videos de represión policial documentados por Wambra Medio Comunitario fueron sistemáticamente reportados como “contenido violento”, resultando en restricciones algorítmicas que limitaron su difusión. La plataforma redujo el alcance del material documental en 73%, según datos internos filtrados por hacktivistas.

Esta guerra informacional busca aislar a los movimientos sociales de la opinión pública urbana, construyendo una percepción de amenaza que justifica cualquier nivel de represión estatal.

Testimonio directo: Santiago Aguilar, director Radio La Calle

“Es el resultado del ataque de un Gobierno que le molestan las voces disidentes”, declaró Aguilar después de que su medio digital sufriera ataques cibernéticos durante el Paro de 2022. “Ahora la represión incluye la dimensión digital. No solo te disparan gas lacrimógeno en la calle, también te hackean la página web y te bloquean las redes sociales.”

Latacunga Militarizada: El Gobierno en Estado de Sitio

Desde el 13 de septiembre, Latacunga se convirtió en la capital provisional de Ecuador. Daniel Noboa trasladó su despacho a la Gobernación de Cotopaxi, rodeándose de un perímetro militar de 500 metros con alambres de púas, cercos metálicos y controles de acceso que transformaron la ciudad andina en una zona militarizada.

La decisión geográfica no fue casual: Latacunga se ubica a 89 kilómetros al sur de Quito, fuera del radio de influencia inmediata de las organizaciones indígenas de Imbabura, pero suficientemente cerca para mantener control operativo. Además, la ciudad alberga la Base Aérea Cotopaxi, facilitando el despliegue logístico de tropas hacia cualquier punto del territorio nacional.

El 22 de septiembre, mientras 600 manifestantes del MICC intentaban llegar al centro de la ciudad, Noboa organizó una contramarcha gubernamental encabezada por la ministra Zaida Rovira. La imagen era deliberada: un presidente rodeado de simpatizantes mientras las fuerzas militares mantenían a distancia a los “agitadores” indígenas.

“No vamos a ceder ni un milímetro, ni tampoco me voy a ir de aquí”, declaró Noboa desde Latacunga, convirtiendo la ciudad en símbolo de su estrategia política: resistencia gubernamental frente a la “amenaza” popular.

Dato clave: El costo logístico de la militarización

El traslado presidencial a Latacunga implicó la movilización de 847 efectivos militares, 234 policías, 67 vehículos blindados y 3 helicópteros de combate. El costo operativo asciende a 2,3 millones de dólares por semana, según documentos internos del Ministerio de Defensa filtrados a medios investigativos. La cifra equivale al presupuesto anual de salud de 12 comunidades rurales de Cotopaxi, evidenciando las prioridades del gobierno: más recursos para reprimir la protesta que para atender las demandas que la originan.

Resistencia Digital: Wambra Contra el Cerco Informacional

En medio del cerco mediático, los medios comunitarios emergieron como la única fuente confiable de información independiente. Wambra Medio Comunitario, que ya había documentado magistralmente el Paro de 2022, desplegó una cobertura en tiempo real que incluye transmisiones desde territorios, testimonios directos y verificación independiente de hechos.

El trabajo de Wambra durante el Paro Nacional 2025 trasciende el registro periodístico: constituye un acto de resistencia política que disputa la narrativa hegemónica. Mientras los medios masivos amplificaban las acusaciones gubernamentales de “terrorismo”, Wambra mostró la realidad: familias indígenas resistiendo en sus territorios ancestrales contra un modelo económico que los excluye sistemáticamente.

Mullu, Lanceros Digitales y otros colectivos de comunicación popular complementaron la cobertura mediante el uso estratégico de redes sociales, documentando con videos y fotografías la brutalidad policial que los medios corporativos ocultan o minimizan.

Esta resistencia digital representa más que información alternativa: legitima políticamente la protesta social frente a una opinión pública bombardeada con narrativas criminalizadoras.

Contexto internacional: Ecuador en el mapa represivo regional

La represión del Paro Nacional 2025 ubica a Ecuador dentro de una tendencia regional de criminalización de la protesta social. En Chile, el estallido de 2019 dejó 36 muertos y 3.765 heridos por represión policial. En Colombia, el paro nacional de 2021 registró 83 fallecidos y 1.468 detenciones arbitrarias. En Perú, las protestas de 2022-2023 causaron 67 muertes por uso excesivo de fuerza estatal.

Sin embargo, Ecuador presenta especificidades: es el primer país de la región que utiliza sistemáticamente el bloqueo financiero contra organizaciones sociales, la acusación fabricada de vínculos con criminalidad transnacional y la militarización preventiva de territorios rurales. Estas innovaciones represivas convierten al país en laboratorio de un nuevo tipo de autoritarismo neoliberal que combina democracia formal con terrorismo de Estado selectivo.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha solicitado informes al gobierno ecuatoriano sobre el uso de “armamento de guerra contra manifestantes civiles”, mientras Amnistía Internacional prepara una misión de verificación para documentar las denuncias de desapariciones forzadas.

Conclusión: El Precio del Diésel, el Costo de la Democracia

Ecuador experimenta hoy la represión más letal y sistemática contra la protesta social en su historia democrática. El asesinato de Efraín F. el 28 de septiembre marca el punto de quiebre: el gobierno de Daniel Noboa no solo rompió con la tradición de negociación política que caracterizó los paros de 2019 y 2022, diseñó una estrategia integral de aniquilación del derecho a la resistencia que culminó en la primera ejecución extrajudicial documentada.

La eliminación del subsidio al diésel era previsible: responde a compromisos con el FMI. Lo imprevisto fue la sofisticación represiva desplegada. Por primera vez, un gobierno democrático ecuatoriano utilizó desapariciones forzadas, allanamientos domiciliarios nocturnos con munición real, bloqueo financiero de organizaciones, acusaciones fabricadas de terrorismo, censura de internet y finalmente, el asesinato de un manifestante mediante convoy militar de más de 100 vehículos comandado personalmente por los ministros de Interior y Defensa.

La comunidad Inguintzala perdió a Efraín F., 46 años, abatido con tres disparos en el partidero a Cotacachi mientras el Estado cortaba deliberadamente las comunicaciones para impedir que el asesinato fuera documentado. La imagen sintetiza el proyecto político de Noboa: un Ecuador donde protestar contra el ajuste neoliberal se paga con la vida.

Lo que está en juego trasciende el precio del combustible. Se define si la democracia ecuatoriana incluye el derecho constitucional de los pueblos a decir no, o si se consolida como democracia nominal donde el disenso se ejecuta y la resistencia se militariza hasta la muerte.

En Pijal, mientras los casquillos de bala se mezclan con la tierra donde crecerá la próxima cosecha, y en Inguintzala, donde la sangre de Efraín riega el mismo suelo que defendía, se está decidiendo el futuro de la democracia ecuatoriana.

Fuentes

Fuentes primarias:

  • 47 testimonios directos recopilados 22-24 septiembre 2025
  • Comunicados oficiales CONAIE, @CONAIE_Ecuador verificados
  • Declaraciones ministro John Reimberg, Teleamazonas 23 septiembre 2025
  • Videos verificados comunidad Pijal, CONAIE y Wambra Medio Comunitario
  • Reportes Elena Rodríguez Yánez, teleSUR en vivo 23 septiembre
  • Testimonios Wambra Medio Comunitario, @wambraEc transmisiones directas

Fuentes secundarias:

  • Reporte desapariciones forzadas Ecuador, Comité Permanente DDHH abril 2025
  • Análisis represión Alianza DDHH, comunicados 22-24 septiembre 2025
  • Cobertura Primicias, GK, El Universo, verificación cruzada septiembre 2025
  • Reportes ANRed, Resumen Latinoamericano, análisis regional comparativo

Archivos consultados:

  • Registro audiovisual transmisiones en vivo Wambra 2025
  • Base de datos ECU 911 cierres viales oficiales 22-24 septiembre
  • Hemeroteca digital paros nacionales 2019, 2022, contextualización histórica
  • Documentos internos Ministerio Defensa, costos operativos militarización

Tags: Gabriel Schwarb, AcidReport, Ecuador, Paro Nacional 2025, CONAIE, represión estatal, Daniel Noboa, derechos humanos, desapariciones forzadas, pueblos indígenas, Imbabura, terrorismo de Estado, militarización

Descriptivo promocional: Investigación exclusiva que revela cómo el gobierno ecuatoriano convirtió la protesta constitucional contra el alza del diésel en la operación represiva más brutal de la era democrática. Documenta por primera vez el uso sistemático de desapariciones forzadas, allanamientos domiciliarios con munición real y guerra financiera contra organizaciones indígenas, convirtiendo a Ecuador en laboratorio de un nuevo autoritarismo neoliberal que criminaliza la resistencia popular.

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Escritor suizo-colombiano, estratega en comunicación y narrativa, y Fundador y Editor en Jefe del medio independiente AcidReport. Escribe desde la frontera entre la memoria y el cansancio, sin pertenecer a ningún aparato, sin pedir permiso. No busca fama ni redención: busca precisión, contexto, verdad.

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Con una trayectoria de más de dos décadas en el campo visual y narrativo, su trabajo se sitúa en un territorio incómodo para el poder y ajeno al consenso. Publica para no olvidar, para no volverse indiferente, para dejar constancia. Rechaza el optimismo institucional y la neutralidad aparente del periodismo decorativo.

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